NOVENA A LA MISERICORDIA DIVINA.





                                                                DEVOCIÓN

Jesús nos invita a hacer la novena:

Jesús ordena hacer una novena antes de la Fiesta de la Misericordia y debo empezarla hoy por la conversión del mundo entero y para que se conozca la Divina Misericordia. Para que cada alma exalte mi bondad. deseo la confianza de mis criaturas, invita a las almas a una gran confianza en mi Misericordia insondable. Que no tema acercarse a mi el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundirá en el abismo de Mi Misericordia.
Esta Novena puede hacerse todo el año.
Pero Jesús ordenó que empezara el Viernes Santo.

Santa Faustina.

NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA

PRIMER DÍA.
Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de Mi Misericordia. De esta 
forma me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas.

Jesús tan misericordioso, cuya naturaleza es de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu muy compasivo corazón y nunca nos dejes salir de el. Te suplicamos por tu amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Oh omnipotencia de la Divina Misericordia
Salvación del hombre pecador,
Tú eres la misericordia y un mar de compasión,
Ayudas a quien te ruega con humildad.

Padre eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el corazón de Jesús lleno de compasión, y por su dolorosa Pasión muéstranos Tu Misericordia para que alabemos su omnipotencia por los siglos de los siglos. Amén.


SEGUNDO DÍA.
Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos, y sumérgelos en Mi Misericordia Insondable. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para soportar mi amarga Pasión. A través de ellas, como a través de canales, Mi Misericordia fluye hacia la humanidad.

Jesús misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera de que todos los que nos vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que está en el cielo.

La fuente del amor de Dios,
vive en los corazones limpios,
Purificados en el mar de misericordia, 
Resplandecientes como las estrellas,
Claros como la aurora.

Padre eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de tu bendición. Por el amor del corazón de tu hijo, en el cual están encerradas, concédeles el Poder de tu Luz para que puedan guiar a otros por el camino de la salvación, y a una sola voz canten alabanzas a Tu Misericordia sin limite por los siglos de los siglos. Amén.


TERCER DÍA.
Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de Mi Misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del Vía Crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.

Jesús infinitamente compasivo, que desde el tesoro de Tu Misericordia les concedes a todos tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu clementísimo corazón y nunca nos dejes de escapar de el. Te lo suplicamos por el inconcebible amor Tuyo con que Tu Corazón arde por el Padre celestial.

Son impenetrables las maravillas de la Misericordia,
No alcanza sondearlas ni el pecador ni el justo,
Miras a todos con compasión,
y atraes a todos a tu amor.

Padre eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de Tu Hijo y por su dolorosa Pasión, concédeles tu bendición y rodéalas con tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita Misericordia por los siglos de los siglos. Amén.


CUARTO DÍA.
Hoy, tráeme a los que no conocen a Dios y aquellos que todavía no me conocen. También pensaba en ellos durante Mi amarga Pasión y su futuro celo consoló mi corazón. Sumérgelos en el mar de Mi Misericordia.

Jesús compasivo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en la morada de tu piadosísimo corazón a las almas de los que todavía no te conocen. Que los rayos de tus gracias los iluminen para que también ellas unidas a nosotros, ensalcen a Tu Misericordia admirable, y no las dejes salir de la morada de tu compasivísimo corazón.

La luz de tu amor.
Ilumine las tinieblas de las almas
Haz que estas almas te conozcan,
y junto con nosotros glorifiquen
Tu Misericordia.

Padre eterno, mira con misericordia a las almas de los que todavía no te conocen, pero que están encerrados en el muy compasivo corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio.Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de Tu Misericordia por los siglos de los siglos. Amén.


QUINTO DÍA.
Hoy, tráeme a las almas de los otros hermanos que creen en Cristo, y sumérgelas en el mar de Mi Misericordia. Durante mi amarga Pasión, desgarraron mi cuerpo y mi corazón, es decir, mi Iglesia. Según regresan a la iglesia, Mis llagas cicatrizan y de este modo alivian mi Pasión.

También por aquellos que razgaron la vestidura de Tu unidad
brota de Tu corazón la fuente de piedad.
La omnipotencia de tu Misericordia, oh Dios,
Puede sacar del error también a estas almas.

Jesús sumamente misericordioso, que eres la bondad misma, Tú no niegas la luz a quienes te la piden. Acoge en a morada de tu muy compasivo corazón a las almas de los otros hermanos que creen en Cristo y llévalas con tu luz a la unidad de tu iglesia; no las dejes alejarse de tu compasivísimo corazón, sino que glorifiquen la generosidad de tu Misericordia. Mira con Misericordia a las almas de estos hermanos que han malgastado tus bendiciones y han abusado de tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de tu Hijo, y su amara Pasión que sufrió por ellos ya que también ellos están acogidos en el sumamente compasivo corazón de Jesús. Haz que ellos también glorifiquen tu gran Misericordia por los siglos de los siglos. Amén.


SEXTO DÍA.
Hoy, tráeme las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños, y sumérgelas en Mi Misericordia. Éstas son las almas más semejantes a mi corazón. Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían a los pies de mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir mi gracia; concedo Mi confianza a as almas humildes.

Jesús, tan misericordioso, Tú mismo has dicho: Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón.
Acoge en la morada de tu compasivísimo corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan todo el éxtasis al cielo y son las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete perfumado ante tu trono, de cuyo perfume se deleita Dios mismo. Estas almas tienen una morada permanente en tu compasivísimo corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.

De verdad el alma humilde y mansa
ya aquí en la tierra respira el Paraíso, 
y del perfume de su humilde corazón 
se deleita el Creador Mismo.

Padre eterno, mira con misericordia a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el muy compasivo corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza tu trono. Padre de misericordia y de toda bondad, te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de Tu Misericordia por los siglos de los siglos. Amén.


SÉPTIMO DÍA.
Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican mi Misericordia de modo especial y sumérgelas en mi Misericordia. Estas almas son las que más lamentaron mi pasión y penetraron más profundamente en mi Espíritu. Ellas son un reflejo de mi amor compasivo. Estas almas resplandecerán, con un resplandor especial en la vida futura. Ninguna de ellas ira al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.

Jesús misericordiosísimo, cuyo corazón es el amor mismo, acoge en la morada de tu compasivísimo corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de tu misericordia. Estas almas son fuertes con el Poder de Dios mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelantes confiadas en tu misericordia, y unidas a ti, cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Estas almas no serán juzgadas severamente, sino que tu misericordia las protegerá en la hora de la muerte.

El alma que ensalsa la bondad de su Señor
Es por Él particularmente amada. 
Está siempre al lado de la fuente viva
y saca gracias de la Divina Misericordia.

Padre eterno,  mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran Tu mayor atributo, es decir, tu Misericordia insondable, y que están encerradas en el compasivísimo corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones, desbordante de gozo, te cantan, oh Altísimo, un cántico de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales tu Misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en Ti. Que se cumpla en ellas las promesas de Jesús quien les dijo: A las almas que veneran esta infinita misericordia Mía, yo Mismo las defenderé como mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de su muerte.


OCTAVO DÍA.
Hoy tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi Misericordia. Que los torrentes de mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mi. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi justicia. Está en tu poder llevarles alivio. Has uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas en su nombre...oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías por ellas las limosnas del espíritu y saldarías con ellas las deudas que tienen con Mi justicia.

Jesús misericordiosísimo, Tú mismo has dicho que deseas la Misericordia; he aquí que llevo a la morada de tu muy compasivo corazón a las almas del purgatorio, almas que te son muy queridas, pero que deben pagar sus culpas adeudadas a tu justicia.  Que los torrentes de Sangre y agua que brotaron de tu corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que allí sea también glorificado el Poder de tu Misericordia.

Del tremendo ardor del fuego del purgatorio
se levanta un lamento a tu misericordia.
Y recibe consuelo, alivio y refrigerio
En el torrente de Sangre y Agua derramado.

Padre eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa Pasión de Jesús, Tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue inundada, muestra tu misericordia a las almas que están bajo tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, Tu amadísimo hijo, ya que creemos que tu bondad y tu  compasión no tienen límites.


NOVENO DÍA.
Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren mi corazón. A causa  de las almas tibias, mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de mi este cáliz, si es tu voluntad. Para  ellas la última tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.

Jesús piadosísimo, que eres la compasión misma, te traigo a las almas tibias a la morada de tu piadosísimo corazón. Estas almas heladas se parecen a los cadáveres y te llenan de gran repugnancia. Oh Jesús compasivo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas al mismo ardor de tu amor y concédeles el amor santo, porque Tú lo puedes todo.

El fuego el hielo no pueden estar juntos,
Ya que se apaga el fuego o se derrite el hielo.
Pero Tu misericordia, oh Dios,
Puede socorrer las miserias aún mayores.

Padre eterno, mira con misericordia a las almas tibias, que sin embargo, están acogidas en el piadosísimo corazón de Jesús. Padre de la misericordia, por la amarga pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas  glorifiquen el abismo de tu misericordia...


Oh día eterno, día deseado,
te espero con anhelo y impaciencia.
Ya dentro de poco el amor soltará el valor,
y Tú te volverás mi salvador.

 Oh día espléndido, momento incomparable,
en que veré por primera vez a mi Dios,
Esposo de mi alma y Señor de los Señores.
Siento que el temor no abrazará mi alma.

Oh día solemnísimo, oh día resplandeciente,
En que el alma conocerá a Dios en su Poder,
y se sumergirá entera en su amor, 
y conocerá que han pasado las miserias del destierro.

Oh día feliz, oh día bendito,
En que mi corazón se incendiará de ardor eterno hacia ti,
porque ya ahora te siet, aunque a través del velo,
Tú, oh Jesús, en la vida y en la muerte eres mi éxtasis
y encanto.

Oh día, que espero durante toda mi vida.
Y te espero a ti, oh Dios,
ya que deseo solamente a ti,
Sólo tu estas en mi corazón, y lo demás es nada.

Oh día delicias, de eternas dulzura.
Oh Dios de gran majestad, Esposo mío,
Tú sabes que nada satisface el corazón de una virgen,
Apoyo mi sien sobre tu dulce Corazón.


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