LA ASUNCIÓN DE MARIA

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Cuando Dios nuestro Señor, a raíz de la caída al Pecado Original, dicta sentencia al castigo sobre los culpables, en ese mismo momento en medio de su enojo nos muestra su Infinita Misericordia cuando se dirige a la serpiente, al diablo, satanás y es entonces cuando Dios dice: "Haré que haya enemistad entre tú y la mujer. Ella te pisará la cabeza, mientras tú herirás su talón" Génesis 3:15.

La promesa Divina se cumple más tarde y como una Aurora Divina de redención apareció María Inmaculada y llena de la gracia de Dios, de la cual nació Cristo Jesús, nuestro salvador.

Los últimos años de María sobre la tierra han permanecido ocultos para nosotros, pero no es difícil imaginarnos a María a pesar de lo poco que conocemos de ella.

María desde su comienzo estaba bajo la influencia del Espíritu Santo, desde el primer momento de su existencia fue Sagrario del Espíritu Santo, ella estaba un paso más allá de los apóstoles, ella tuvo su Primer Pentecostés con la anunciación del Ángel. María iba adentrándose y creciendo en el orden del Espíritu.  Ella sabía lo que quería Jesús y el papel que le tocaba a su lado. Solamente el Espíritu Santo podía introducirla en el mundo Divino de Jesús.

Madre protectora que para el momento cumbre de tu vida, cuan llegó a hora de Jesús. Tú dejas de lado (como siempre hiciste) tu vida y llevas a los apóstoles y discípulos a la Sala del Cenáculo y te convertiste en maestra y los enseñas a tener ese anhelo profundo por el Espíritu Santo.

No sé como fue tu muerte pero no me es difícil imaginar que después de consolar, enseñar y amparar a los apóstoles y discípulos de Jesús y con tu cuerpo espiritualizado, transformado por el Espíritu y el amor no podía ser destruido. 

Casi te veo Madre mía durmiendo, sostenida por el Amor Divino y me pregunto si:
¿Quizás sabías que era tu hora para volver con Él, con Tú Hijo?
Seguro lo sabias y te entregaste a ese sueño para ir con Él.

María Santísima, nuestra madre fue llevada a los Cielo por los Ángeles donde fue coronada de Gloria y Poder sobre todos los Ángeles y Santos. Ahora estás en los Cielos eterna Madre  y Señora Nuestra.
Siguiendo como Madre de Jesús y madre nuestra, demostrando tu humilde Poder.
Siempre te recuerdo Madre, a cada instante, a cada momento y por eso te pido: Líbranos del maligno.
María es nuestra Madre del Perpetuo Socorro.



Alejandrina Acosta Jaspe.